lunes, 20 de septiembre de 2010

Estibaliz Gabilondo y su tierra

Me meto en un bar de la Parte Vieja a comer un pintxo de chatka de los de toda la vida, porque es el pintxo más rico del mundo, por muy estirados que quieran ponerse algunos bares con sus salsas y sus reducciones extravagantes. Para mí, éste es uno de los momentazos del día. El pan está crujiente, la mayonesa es deliciosa y el sol brilla fuera. Estoy a punto de soltar un irrintzi, pero me contengo, porque me salen fatal y, sobre todo, porque no estoy sola en el bar. A mi lado, dos chicos ya en sus treinta comentan los pormenores de no sé qué noticia que han oído en la radio. Pongo la antena.

No es que quiera justificarme, pero, cuando estás sola en un bar, o lees o metes la oreja en la charla más cercana. Mi cabeza no fabrica pensamientos tan poderosos como para ignorar ciertas conversaciones, así que, como me he dejado el libro en casa, me pongo a escuchar a mis vecinos de barra. Es así como descubro que hace un par de semanas murió Lecuona. Y yo me entero ahora. Se acabó el momentazo. Se me ha cortado la mayonesa.

Por si alguno no lo conoce, Juan Antonio Lecuona era un periodista irundarra muy querido, por ser motor y espíritu de muchísimas actividades en Irún. Pero, y ésta es la razón por la que yo supe de él, también se hizo muy famoso por sus erratas periodísticas. Contaba las cosas con una ambigüedad formidable y funcionaba según su propia lógica. Por eso, firmó muchas frases desafortunadas que probablemente pasarán a la Historia como auténticas joyas. Son tema recurrente de sobremesa; por lo menos, lo han sido en mi vida, y no sabría cómo agradecer todas las risas que me han regalado. Y, al parecer, no soy la única: Lecuona tiene su propio grupo de fans en Facebook e Internet está plagado de páginas que transcriben sus despistes.

Una de las erratas más descabelladas de Lecuona fue: "El cadáver presentaba heridas, al parecer mortales". Otras frases muy graciosas fueron: "Al paso de la carrera ciclista de la Vuelta al País Vasco por la localidad de Vera de Bidasoa, los primeros iban en cabeza" y "El partido concluyó con empate a cero, al descanso se llegó con idéntico resultado". Y luego, están estas otras muy divertidas: "El publico entusiasmado y puesto en pie aplaudió hasta enronquecer"; "El baile fue amenizado por un numeroso cuarteto"; "Paseando entre el ganado, saludamos al señor alcalde"; "Falleció para siempre el que fuera gran deportista bidasotarra" y "Ayer, día de Todos los Santos, se encontraba muy animado el cementerio".

Necesitaría cinco páginas para poder repetir todas las frases históricas de Juan Antonio Lecuona y, la verdad, me gustaría disponer de ellas. Hay gente que no se tendría que morir.

sábado, 11 de septiembre de 2010

lunes, 6 de septiembre de 2010